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Visualizar la información. Percibir, conocer visualmente. Los esquemas mentales. La experiencia cognitiva. Sobre los esquemas: la Esquemática. Esquematismo. Los orígenes. Esquematizar. La gráfica medieval y las relaciones imagen-texto-esquema. Gutenberg y el triunfo de la textualidad. Ramus y la visualidad. Estrategia para la eficacia. Medir la información. El mundo de los esquemas.

Investigación sobre la Visualización de Información
Joan Costa

Lo que no puede hacer un lenguaje, lo hace otro lenguaje. Los humanos los han inventado uno tras otro para, progresivamente, tratar de comprender el mundo en su complejidad, y explicarlo a sus congéneres.

Si los Textos explican construyendo narrativas verbales, y si las Imágenes muestran las realidades visibles en el entorno, los Esquemas se suman al proyecto de conocimiento haciendo visibles los datos invisibles en la realidad y en el propio pensamiento, y los presentan por medios gráficos portadores de información.

El término “información” está ligado a la novedad, a la originalidad, a lo nuevo o lo que no sabíamos, así como su contraria: la palabra “redundancia” se vincula a lo ya sabido, a lo conocido de antemano y que forma parte de nuestra cultura personal.

Ahora bien, puesto que el trabajo del esquematista, el visualista o el diseñador gráfico consiste en hacer visibles los datos brutos de lo real -que son inaccesibles a la percepción, visual y mental- y los transforma en estructuras gráficas que vehiculan información, es razonable que, antes incluso de hablar de esquemas y de infografía, tratemos de comprender la visualidad, o sea, todo lo que concierne al sistema ojo-cerebro y sus relaciones con todo lo visible.



1. Percibir, conocer visualmente

El hecho obvio de que los esquemas apelan a la percepción visual, hace necesario situar este fenómeno en el primer plano. No será inútil comprender cómo se comporta el desarrollo visual del ser humano en sus relaciones con el entorno y con las cosas que lo pueblan. Descifrar ese proceso “del ver al mirar”, es comprender cómo percibimos los humanos, pues este proceso físico-psicológico que sigue el recién nacido es un aprendizaje irreversible por el cual seguimos aprendiendo.

Acudimos para ello a los principios de la Gestaltpsychologie y a las investigaciones fundamentales de Piaget que explican cómo se configura el mundo visual en la percepción del niño. Lo primero que percibe ópticamente el recién nacido son sensaciones luminosas, cosas imprecisas y colores que se mueven sin sustrato que les dé sentido. Sus ojos pronto aprenden a ver, pero todavía no saben mirar (discriminar, focalizar, observar, concentrarse, explorar). De hecho, al principio el niño no “ve” nada pues los estímulos ópticos que recibe no permiten todavía “ver” el mundo sino solo recibir señales sin significado, indicios sin sentido.

El desarrollo de la percepción constituye un proceso en 5 fases.

  1. La primera es oceánica o caótica:el mundo sensorial difuso que se inicia es prácticamente homogéneo e indiferenciado.
  2. El sistema nervioso determina parcialmente una segunda fase que es esencialmente analítica, y concierne a los tres principios de agrupamiento de la Gestalt.
    • El primer principio de esta fase analítica es la proximidad, que permite agrupar las cosas en una unidad. Este simple principio se basa en la contigüidad
      y la asociación.
    • El segundo principio analítico es la similaridad: elementos que poseen características comunes son agrupadas en un todo único. Muchas clasificaciones de animales, razas y grupos geográficos son
      agrupados en base a este principio perceptual simple.
    • El tercer principio analítico es el contraste, la tendencia a percibir diferencias entre elementos opuestos: tamaño, color, forma, movimiento.
  3. Las relaciones figura-fondo (los objetos en su contexto) es otro principio importante.
  4. Igual como lo es la percepción del tamaño en perspectiva, lo cual suscita en el niño la experiencia de las distancias entre las cosas.
  5. La fase final del desarrollo perceptual es el de la integración. El “mundo final”, compuesto de figuras organizadas en un todo compacto y eficiente.

Pero ¿cómo el niño en esta fase incipiente de la vida aprende a comprender (y no sólo ver y mirar)? Junto a las enseñanzas de la Ciencia: Psicología, Neurología, etc., encaja sin problemas la visión de la Filosofía, que no se plantea el problema del ver-mirar, sino el de comprender.



2. Los esquemas mentales

Lo comentado en el epígrafe anterior muestra la secuencia del proceso por el cual se va formando la percepción hasta la integración final, pero no revela cómo opera el cerebro en la organización significante de las percepciones.

Para explicar ese proceso decisivo en la comprensión, Aristóteles propuso la noción de Universalia. Una idea que los teóricos de la comunicación y los semióticos han traducido, más explícitamente, con la expresión esquemas icónicos. ¿Qué significa este sintagma?

  • Decimos esquema en el sentido de una síntesis mental o modelo simplificado de algo real percibido.
  • El adjetivo icónico remite a la naturaleza visual de dicha síntesis mental. Los esquemas icónicos (Universalia aristotélicos) son, pues, procesos imaginarios: productos de nuestro cerebro óptico.

Pero en el interfaz de las dos estructuras: a) la estructura visio-mental del niño, y b) la de su campo visual, éstas son todavía desestructuradas, ambas se integran en el proceso de su desarrollo. Y el tiempo juega a favor de ese proceso.

En este cara a cara con la realidad, el niño aprende a identificar y a relacionar las cosas del entorno mediante esquemas icónicos que definen las propiedades perceptivas de cada especie: el esquema mental del “árbol”, por ejemplo, de la “figura humana”, de las “aves”, de los “coches”, etc.

En tanto que figuras distintivas identificables en el entorno por sus características, los esquemas icónicos son como una suerte de matrices, pictogramas, o más exactamente, ideogramas, porque no están en la realidad
- aunque proceden de ella -, sino en la mente.

Estos esquemas asociativos son memorizados por el niño y le sirven para empezar a comprender y catalogar el mundo lo que sucede por estas etapas:

  1. distinguir los diferentes tipos o especies de objetos del entorno y agruparlos por ese esquema mental que les es común;
  2. reconocer, por medio de esos esquemas matriciales, todos los árboles, todas las personas, las aves, los coches, etc., a pesar de sus diferencias de clases, formas, tamaños, colores, etc.,
  3. convertir estos patrones de aprendizaje en “rutinas” del conocimiento, es decir, mecanismos que siguen funcionando en la vida de uno sin tener conciencia de ello.
    Las rutinas habitan en la memoria inconsciente y permiten re-conocer las cosas del mundo. Así, asociándolas -y disociándolas- unas con otras, el niño empieza a construir sentido.


3. La experiencia cognitiva

Estas experiencias visuales revelan la persistencia de la doctrina gestaltista, la manera como extraemos la forma del fondo, cómo asociamos, oponemos y comparamos los objetos del entorno y al relacionarlos así, producimos sentido.

El hombre ha inventado a lo largo del tiempo, maneras, sistemas y artilugios que imitan o reproducen la realidad y también el pensamiento. El arte prehistórico imita las apariencias de las cosas reales. La escritura reproduce el discurso oral, que así lo restituye en la lectura. De manera que disponemos de referentes en la realidad sensible (visual, táctil, auditiva, etc.) que nos restituyen las imágenes de las cosas y las palabras por medio de la escritura.
La cuestión es que los esquemas -en tanto que lenguaje- se refieren también a cosas y fenómenos de la realidad que son intangibles e invisibles. Los esquemas son abstractos, no pueden re-presentar (volver a presentar) ni imitar las formas de aquellas cosas y fenómenos que no tienen existencia visible.

Entonces, los esquemas proceden por medio de la visualización gráfica, que los hace presentes y comprensibles a nuestros ojos. Por consiguiente, ante un esquema (que es una construcción mental-visual) nuestra memoria se encuentra desarmada, sin referentes ópticos que nos puedan servir de relé.

Siendo así, ¿cómo es posible comprender un esquema? Por la intuición lógica. Y por el sistema de relaciones entre los elementos gráficos, tal como hemos aprendido desde pequeños a relacionar los objetos unos con otros y producir así significado. Una experiencia cotidiana pasada ahora en el plano de la abstracción.

Los lenguajes gráficos: la Imagen, el Escrito y el Esquema, se combinan entre sí desde la invención de la escritura, creando superficies significantes complejas, donde a menudo un lenguaje predomina sobre los otros, lo equilibra, lo complementa o incluso lo contradice. Nuestros ojos están ejercitados en la rutina de saltar de un lenguaje a otro sin darnos cuenta del cambio mental que significa, lo que ocurre a la vez en una misma página o pantalla y en la sucesión de las mismas.



4. Sobre los esquemas: la Esquemática

La Esquemática es el impacto de la informática sobre el pensamiento visual.
El trabajo de esquematizar es una práctica muy remota, pero la irrupción del cálculo binario y el ordenador han forjado el término de Esquemática.

Esta nueva rama de la ciencia de la Comunicación Visual es la fusión de la Teoría matemática de la Información y la Teoría psico-sociológica de la Comunicación.

En mi libro La esquemática. Visualizar la información (1998) utilizaba por primera vez esta palabra: “esquemática”, para designar la “ciencia de los esquemas”. Mis dos libros que le habían precedido, La Imagen y el impacto psicovisual (1971) y La imagen didáctica (1991) son las primeras y principales aportaciones en lengua española al estudio de los esquemas, según ha sido reconocido.

Mi nuevo libro Esquematismo es una panorámica del universo de la visualización que incluye la historia de los esquemas desde su génesis hasta hoy. Y presenta varias novedades: la Teoría Informacional del Esquema, el descubrimiento de los primeros esquemas en su status nascendi, y los tres nacimientos sucesivos del esquema en diferentes culturas.



5. Esquematismo

No es sino desde hace relativamente poco tiempo que el Diseño Gráfico se ha interesado por los problemas de la esquematización, influenciado por la difusión que el periodismo infográfico ha dado a los esquemas en general. Sin embargo, la clave del asunto se encuentra en el esquematismo, una profunda tendencia natural de la mente humana que ésta utiliza para reducir la complejidad del mundo y comprenderlo mejor para actuar en él.

Esquematizar es hacer visibles estos movimientos del pensamiento intuitivo mediante el esbozo, el dibujo. Un proceso de la imaginación que se materializa con su visualización gráfica.

En la misma medida que un esquema no es una imagen (representación de algo visible) ni un texto (descripción escrita de un relato), el Esquema se sitúa como el “tercer lenguaje” gráfico, junto con la Imagen y el Escrito. Los lenguajes se caracterizan por su alta especialización. Por eso no se anulan entre sí, sino que colaboran en construcciones complejas, como las parejas forma/color, movimiento/sonido, imagen/texto, audio/visual, etc.

Comparativamente con la imagen y el escrito, la especificidad de los esquemas es su capacidad única de “hacer visibles las realidades invisibles que están en el mundo y en el propio pensamiento, y son por eso, inasequibles directamente por nuestros sentidos”. 1 La especificidad de los esquemas como lenguaje visual es la producción y transmisión de conocimientos.


1 J. Costa (2016). Esquematismo. El universo de la visualización gráfica y la Teoría Informacional del Esquema.


6. Los orígenes

"Conocer verdaderamente es conocer las causas" Francis Bacon


Habitualmente, los estudiosos del tema atribuyen el nacimiento de los esquemas junto con el surgir del pensamiento científico, es decir en el Renacimiento. Hoy sabemos que eso no es así.

El origen de la esquematización se sitúa entre el final del neolítico y la edad del bronce (2.000 años antes de Cristo). Su más relevante manifestación es el primer plano topológico conocido: el mapa de la aldea de Bedolina, en el Valle Camonica, una pequeña región de Lombardía en la provincia de Brescia (Alpes italianos). Este mapa está grabado sobre una sucesión de rocas y es un elemento clave de la cultura camuniense, donde surgió ese arte funcional que registraba las cosas de la cotidianidad, la vida de la gente, su trabajo, sus herramientas y sus costumbres.

El legado de esta pequeña civilización desaparecida son los 40.000 dibujos-signos que nos fascinan hoy, y que son notablemente diferentes, tanto en su espíritu y en sus temas como en su trazado, de las pinturas y dibujos rupestres de sus predecesores, los inventores del Arte prehistórico. El conjunto de la obra camuniense constituye el paso que enlaza el simbolismo que impregna la producción del Gran Arte de sapiens, con el neolítico, y es una figuración descriptiva, un dibujo breve que apunta a una “notación”, anticipadora del documento: es la misma premonición de la Escritura.

El Esquema era el “eslabón faltante” que enlaza el Arte del neolítico (unos 20.000 años), con la invención de la Escritura (unos 6000 años antes de nuestra era). Con el Esquema en el centro de esta evolución cultural que va de la figuración al signo, se completa la continuidad del Arte gráfico al Grafismo funcional y a la Escritura.

Mapa de Bedolina
Se distinguen, abajo, las casas de la aldea y, más arriba, el mosaico de los campos con los cultivos indicados por series de puntos. Un riachuelo serpentea a través del campo. Otras líneas señalan con precisión los muros de separaciones, los regueros y los canales.
El mapa es una obra colectiva, de varias generaciones que añadían más datos en la medida que la aldea crecía y evolucionaba.
Medidas: 2,50 m. de alto por 3,5 m. de ancho.2


2 F. Roitier, C. Roy y E. Anati, Naquane. Découverte d’un pays et d’une civilisation,La Guilde du Livre, Lausana, 1966.


7. Esquematizar

El modo de percibir, discriminar, asociar los tipos de objetos en el entorno por simplificación, por reducción de la complejidad y por “esquematización icónica” es, tal como hemos mostrado, un proceso de conocimiento, de la sensibilidad, de la inteligencia organizadora y de la comprensión del mundo.

Tal procedimiento de esquematización de lo visible a través del pensamiento procede de esa actitud innata del ser que llamamos esquematismo.3 Ella es la causa y la fuente.

La esquematización es el proceso mental expresado gráficamente. Los esquemas son el producto visible de lo anterior, que así hacen su contenido comunicable.

Esquematizar es el proceso que conecta ojo y mente, y forma parte de la evolución del cerebro óptico. El hombre prehistórico ya trasladó esta conexión a la coordinación del tercer elemento: la mano. Así trazó, en las rocas de las cavernas de manera esquemática, y con el único trazo de la línea y el contorno, figuras de bisontes, caballos, ciervos, cazadores, etc.

Desde ese instinto esquematista alimentado por el pensamiento simbólico incipiente, unos catorce mil años antes de nuestra era sapiens inventaba, “de la nada” y, al mismo tiempo, la Imagen, el Arte y la Comunicación gráfica.

Las imágenes del Hombre y de la Mujer fueron modificándose, con el tiempo, se simplificaron y se abstractizaron hasta convertirse en el signo del Hombre y de la Mujer, que evolucionaron hacia la escritura pictográfica.

El trabajo de esquematizar empieza mediante esbozos y está, pues, ligado al dibujo, que es un modo primero de expresión. Antes incluso de ser “acto gráfico”, el dibujo es, tal como hemos dicho, la acción mental que lo dirige. Ello implica la memoria visual de las cosas del entorno y, a la vez, el proceso de abstracción y de selección de los datos, que es la depuración de lo inesencial a favor de lo esencial e irreductible -propiedad esencial de la esquematización.

Se establece así el triángulo ojo-mente-mano, por el cual el ojo capta los objetos y la mente da la orden a la mano que traza. A la vez, el ojo guía la acción gráfica y, con ayuda de la mente, busca el juicio crítico, entre razón y emoción. El autoveredicto resultante es decisivo.

Es por esta coordinación inteligente del ojo, la mente y la mano, que sapiens fijó las imágenes sobre las rocas. Varios milenios después de crear el Arte, creó el Esquema. Y asimismo visualizó y fijó las palabras: inventó la Escritura. Partió, para ello, de las imágenes. Las simplifica, las abstractiza, las esquematiza progresivamente para que todos sus congéneres puedan trazarlas fácilmente, y las reduce a signos. Primero, pictográficos (figurativos) con el cuneiforme en Mesopotamia y, simultáneamente, con el jeroglifo en Egipto. Que desembocarán, unos mil años a. C. en nuestro alfabeto latino -a partir del griego, y éste del fenicio.

Sapiens había inventado el Arte y la Imagen. Al final de la prehistoria inventa el Signo, la Escritura y el Código que los articula. Así nacieron los lenguajes gráficos fundamentales: la Imagen, el Signo y el Esquema.

3 Esquematismo. op. cit.



8. La gráfica medieval y las relaciones imagen-texto-esquema

El segundo nacimiento del Esquema tiene sus antecedentes más próximos en los escribas y grabadores medievales, que ya habían inventado -cinco siglos antes de Gutenberg- la combinatoria Imagen-Texto en los rollos caligrafiados y los códices bíblicos, litúrgicos, históricos, etc., ilustrados: lo que Abraham Moles llamó el “lenguaje bimedia” de la expresión gráfica fundamental.

El texto supeditado a la imagen en la precursora obra lulliana.

Al contrario de Gutenberg, que partía de la tipografía, la gráfica medieval privilegiaba las imágenes, que predominaban en aquella cultura visual y oral, pero no textual, porque entonces la alfabetización era privilegio de unos pocos.

Puede decirse que la supeditación del escrito a la imagen en la Edad Media, no solo fue precoz respecto de la imprenta gutenberguiana –la cual, por cierto, invertirá los términos a favor del texto, que así devendrá hegemónico-, sino que también fue la preimagen del cómic -y luego del manga-, con sus “globos” o “bocadillos” y sus signos supeditados a la imagen. Por traslación, éste sería también el modelo precoz de la fotonovela, y ahora estaría de nuevo de actualidad en la floreciente novela ilustrada.

Pero fueron los filósofos y pensadores, también medievales, con Ramon Llull a la cabeza, quienes recuperaron el simbolismo, unido a la actitud esquemática, para visualizar conceptos, ideas y aspectos no visibles en la realidad o en la imaginación. Así emergen los esquemas propiamente dichos, o sea, las visualizaciones abstractas y las figurativas, que marcan los dos polos icónicos del mundo de la Esquemática. Es por esta razón que he llamado al lenguaje de los esquemas, el “tercer lenguaje”, junto con la imagen y el signo.4


4 J. Costa (1998), La esquemática. Visualizar la información, Paidós Ibérica, Barcelona.


9. Gutenberg y el triunfo de la textualidad

En este balanceo entre lenguajes gráficos, Gutenberg partió del trabajo caligráfico del libro hecho a mano desde la Edad Media, que estaba ligado a la oralidad del discurso, para plasmarlo sobre el papel mediante la mecanización de la escritura. Fue el paso gutenberguiano de la oralidad a la textualidad en la continuidad de la línea tipográfica formando bloques compactos sucesivamente a lo largo de las páginas librescas.

La ortodoxia tipográfica gutenberguiana.

El sistema de tipos móviles es obra del espíritu técnico gutenberguiano. Él anuncia el pensamiento industrial de la producción seriada (que culminará tres siglos después con el industrialismo), de la cual anticipa sus rasgos principales:

  • la organización del plan de trabajo con la división de las tareas,
  • la preparación técnica del proceso productivo, y
  • el carácter especializado de cada actor que interviene en el proceso.

Estas condiciones que determinan el proceso llevan a Gutenberg a organizar un trabajo de equipo que implica la intervención de los dibujantes, grabadores, artistas gráficos y calígrafos, además de los metalúrgicos, tipógrafos y prensistas: todo un grupo de “especialistas”.

La preparación del trabajo principal corre a cargo de los artistas gráficos, y plantea unas exigencias técnicas que son propias del medio y obligan a adaptarse a ellas. Se empieza por dibujar los “tipos” de letra correspondientes a los alfabetos y a las familias tipográficas -con el gótico de la época en primer lugar-; establecer los cánones, medidas y proporciones de los tipos en un trabajo riguroso que nunca antes había sido abordado. Dibujar también los numerales, los signos de puntuación de cada alfabeto, las iniciales ornadas y los elementos complementarios, como filetes, viñetas y culs de lampe. Y así sucesivamente para las distintas fuentes o caracteres tipográficos.

Además de ese trabajo, había que dibujar las “ilustraciones” de cada obra impresa, donde el artista gráfico recuperaba su libertad creativa y su estilo personal.

Y, finalmente, era necesario dibujar el entramado invisible que sostiene la continuidad estilística y visual del libro impreso. Para ello, y pensando en una especie de “arquitectura”, que es la pauta para la compaginación libresca, el artista gráfico gutenberguiano se inspiró en los planos de los arquitectos medievales constructores de catedrales, y concibió la estructura modular del libro -la distribución de los bloques de textos, las ilustraciones, los espacios- partiendo del modelo arquitectónico y del número pi, la proporción áurea o la “divina proporción”, que conferiría a la obra impresa la belleza geométrico-matemática.

En este punto, el esquema (invisible) se incorpora en las artes del libro.

Estas tareas preparatorias, que organizan y fragmentan el trabajo según las necesidades técnicas de la invención gutenberguiana, son, nada más y nada menos, que la prefiguración de una nueva visión proyectual del artista gráfico de la época, es decir, la idea de “proyectar para” reproducir, es decir obtener un trabajo previsto de antemano, que incluye la respuesta técnica al nuevo reto, la creatividad aplicada y el elemento estético. Así, pues, los artistas gráficos gutenberguianos se convierten en auténticos grafistas en la medida que ellos combinan, con el trabajo de la Línea: el lenguaje de la Imagen (línea gráfica), el Texto (línea de la escritura) y el Esquema (línea geométrica). Pero también fueron ellos quienes, con esta nueva mentalidad, sentaron las bases de la futura disciplina de Diseño Gráfico, que surgirá en la órbita bauhausiana del siglo XX.

No podemos obviar la importancia que la imprenta de Gutenberg ha tenido en la difusión impresa, la producción libresca, la promoción de la alfabetización y la expansión de la Cultura. La obra del genio de Gutenberg ha sido una de las grandes revoluciones civilizatorias. Pero, al mismo tiempo, la cuna del segundo nacimiento del Esquema.



10. Ramus y la visualidad

Si Gutenberg había pasado de la oralidad al alfabetismo y de la prosa a la textualidad, otro gran innovador de la tipografía, Petrus Ramus, pasó de la textualidad al esquematismo y a la visualidad.

Sobre la cresta de la ola gutenberguiana estalló el “ramismo”, así se llamó al vasto movimiento rupturista que el humanista, lógico y matemático francés Petrus Ramus impulsó en el siglo XVI. Ramus fue el gran innovador de la cultura educativa del Renacimiento. Desarrolló el esquematismo con espíritu matemático y creó los primeros “programas visuales”, una concepción y una praxis que difundió desde las nuevas aulas orientadas según la imprenta. El libro impreso era para Ramus una nueva ayuda visual al alcance de todos los estudiantes: “una máquina para enseñar”.

Un esquema tipográfico de Peter Ramus, y una página de la época que revela sus influencias.

Ramus aprovechó para su esquematismo, varias circunstancias bien diversas. Por una parte, los progresos en matemáticas, que habían estado siete siglos paralizadas hasta que se adoptó la numeración arábiga en sustitución de la numeración romana hecha con letras, que los griegos y los romanos no habían logrado avenir con la aritmética, la contabilidad ni la matemática. La clave fue la sustitución de la ordinalidad de la numeración romana -que se lee como un texto- por la numeración posicional arábiga.

El valor de cada cifra según su “posición”, coincidiendo con la idea de “movilidad” de la tipografía, suscitaron en Ramus una gran libertad en su concepción del espacio gráfico. Lo que para Gutenberg era “soporte de inscripción” (el papel), Ramus lo transformó en espacio euclidiano. Concepto que fue confirmado por todo lo que no era impresión de textos en prosa, como los libros de poesías, los listados, los textos en columna, las tablas, y por supuesto los esquemas, que ya habían roto la continuidad de la línea tipográfica y la regularidad de los bloques de texto, característicos de la obra de Gutenberg.

Con el crecimiento del comercio, los libros de contabilidad, los relatos populares, las fantasías tipográficas y los juegos gráficos componiendo siluetas, figuras poéticas y religiosas, la linealidad textual de la ortodoxia gutenberguiana dio paso a la nueva concepción del espacio gráfico geométrico-matemático que Ramus desarrolló.

Esta concepción euclidiana del espacio gráfico, influenciada por el modelo cartesiano de coordenadas, fue capital para el surgir de la idea moderna de esquema. “A Ramus no le bastaba con hacer árboles, diagramas, redes y esquemas del saber. En el mismo centro de la empresa ramista existe el impulso por ligar unas palabras con otras y hacer así simples dibujos geométricos… Las mismas palabras impresas o escritas han de ser desplazadas en relaciones espaciales para que podamos ver los esquemas de pensamientos y las claves de su sentido”.5


5 Walter Ong, citado por Marshall McLuhan en The Gutenberg Galaxy, University of Toronto Press, 1969.


11. Estrategia para la eficacia

El esquema, como todo el entorno sensible que nos rodea, y como todo producto gráfico, está ligado, obviamente, a la visión humana. Su destino son los ojos y, por esta vía, el cerebro. Los ojos son las terminales del cerebro en contacto con el entorno, y las vías de acceso a la información.

Un esquema es un sistema de comunicación -tal como lo sugiere la cibernética-, o sea, un proceso de producción y transmisión de conocimiento. Se trata, pues, de un “sistema” semiótico, pues su función consiste estrictamente en producir y transmitir significados.

En el acto de comunicación visual, dos estructuras diferentes se encuentran cara a cara: la estructura de la mente que percibe y la estructura gráfica del esquema. Este interfaz requiere del visualista, diseñador o esquematista una determinada estrategia, no solo en el sentido gráfico o proyectual, sino también comunicativo. Estrategia que está vinculada a la cuestión de “cómo hacerlo”, “cómo transmitir tal información a tal público” para obtener la mayor eficacia.

¿Y qué es eficacia en este caso? Haber interpretado correctamente los datos brutos del problema en cuestión y haberlos traducido en información visual. Que el observador transformará en conocimiento, memorizable y utilizable, y lo incorporará a su cultura personal. Esa es la función propia del Esquema.



12. Medir la información

A mediados del siglo XX todo empezó a cambiar. La Ciencia, la Economía, la Tecnología y, en consecuencia, la Cultura, serán las fuerzas transformadoras de una nueva era. La era de las Telecomunicaciones, la Comunicación social y la Información.

Bajo la influencia del cambio de ciclo, la teoría sociológica de la Comunicación ligada a las ciencias humanas, y la teoría matemática de la Información enraizada en la tecnología y el estudio de los códigos, se fusionaron y se convirtieron en lo que hoy se llama Ciencia de la Comunicación o de la Información. Era el momento en que fue posible cuantificar la información contenida en un mensaje o un sistema, matemáticamente por el código binario (bit o binary digit). Lord Kelvin había subrayado esta exigencia científica: “Es una muy pobre ciencia aquella que no es capaz de expresarse con medidas”. Ya sabemos que los números son el lenguaje de la ciencia.

Tradicionalmente, el sentido común entiende por “información” la noticia, la novedad, sobre todo periodística: la que nos llega por la prensa y los medios auditivos y audiovisuales a través de agencias y corresponsales. Información que cada individuo receptor interpreta subjetivamente según su lógica, su cultura y sus motivaciones.

La Teoría matemática de la Información, como hemos dicho, logró medir la cantidad de Información, de novedad, de originalidad o de complejidad contenida en un mensaje o en un sistema. Claude Shannon creó un código universal partiendo del cálculo binario que sintetizó en su fórmula fundamental: I = H en bits, que es la clave de la digitalización y de sus desarrollos en todos los campos del saber.

La informática surge de los conceptos cibernéticos y matemáticos. Su impacto en el pensamiento visual convirtió todo lo concerniente al esquematismo en una nueva ciencia. Le dimos el nombre de Esquemática.


6 Shannon escogió la letra H para designar la Información en alusión al teorema de Boltzmann sobre la entropía.
7 Costa, J. (1998), op. cit.


13. El mundo de los esquemas

Existen en la práctica innumerables tipos de esquemas: el esquema de la instalación eléctrica utilizado por el artesano que traza unos garabatos sobre el papel; el “árbol de las especies” darwiniano y sus múltiples variantes en todas las ciencias y disciplinas; los mapas conceptuales que sirven para desbrozar ideas complejas y comprender sus estructuras; el esquema del paleontólogo de las interacciones entre especies en las diferentes edades de la Tierra; el semantograma hecho con palabras y no con grafos; el organigrama que define el modelo organizativo de la empresa; la descripción anatómica que muestra el lugar de los músculos del cuerpo; los planos urbanos y de carreteras; los mapas, cartografías y cartas náuticas; la gráfica industrial; los esquemas estadísticos en economía o en sociología; los enlaces químicos de una molécula en farmacología; los esquemas didácticos de la acupuntura; las tablas combinatorias heredadas de los viejos alquimistas; los modelos matemáticos en la visualización de fenómenos y procesos; las diversas técnicas de la imagen en medicina, neurociencia, etc., que producen esquematizaciones como los rayos X; el panel señalético que explica al automovilista una desviación; el algoritmo preparatorio de un programa de ordenador; la curva trazada por el vector cardíaco en un espacio de representación; las infografías en movimiento que permiten visualizar procesos secuenciales como metamorfosis y transformaciones o simular el desarrollo de un tumor dentro de lo que he llamado Cientigrafía, etc., etc. La vía está abierta y el futuro de la esquemática no está escrito.

Conferencia Internacional sobre Procesamiento de imágenes y de vídeo y Visión.

¿Progresará ésta por la parte del pensamiento visual, el diseño, la creatividad? ¿Por la pista de la new Gestalt en la que se trabaja con los algoritmos de la Computer Vision?¿O por la línea de la Inteligencia Artificial y los actuales desarrollos de Google Street View que enseña a los ordenadores a mirar y a reaccionar como hace el ojo humano?